Salud

Hombres podrían tener un anticonceptivo duradero y reversible

Un hidrogel implantable desarrollado en Australia ofrece una alternativa reversible, duradera y no hormonal para quienes buscan evitar embarazos sin recurrir a la vasectomía.

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Un novedoso método anticonceptivo masculino llamado ADAM está generando expectativas a nivel internacional. Se trata de un hidrogel biocompatible, soluble en agua, desarrollado por la empresa australiana Contraline, que se implanta en el conducto deferente —el canal por donde viajan los espermatozoides— para bloquear su paso y generar una condición llamada azoospermia, es decir, la ausencia total de espermatozoides en el semen.

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Aunque todavía se encuentra en fase experimental, los resultados preliminares posicionan a ADAM como una alternativa segura, reversible y no hormonal a la tradicional vasectomía.

De consolidarse, este avance representaría un cambio histórico en el reparto de responsabilidades en la salud sexual, permitiendo que las personas con pene asuman un rol activo y equitativo en la prevención de embarazos.

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Cómo funciona ADAM: bloqueo sin cirugía y con posibilidad de reversión

A diferencia de la vasectomía, que consiste en cortar o ligar quirúrgicamente el conducto deferente, el procedimiento con ADAM implica la inyección del hidrogel directamente en ese canal. Este material impide que los espermatozoides lleguen al semen, pero sin alterar otras funciones sexuales como la eyaculación o la producción hormonal.

Según explica Gastón Rey Valzacchi, jefe de Andrología del Hospital Italiano de Buenos Aires, “la actuación de este procedimiento sería, de manera conceptual, similar a la vasectomía. En lugar de seccionar el conducto deferente, lo que se hace es inyectarle el hidrogel”.

Además, Valzacchi destaca un aspecto central: la potencial reversibilidad del método, algo que no es tan sencillo con la vasectomía.

“Resta comprobar que se pueda dar marcha atrás. Es decir, que el hidrogel se elimine poco a poco, reabriendo el canal de forma natural y permitiendo nuevamente el paso de espermatozoides”, señaló.

Esta posibilidad podría representar una ventaja determinante para quienes no desean un método permanente, pero sí una solución duradera y de bajo mantenimiento.

Ensayos clínicos y primeros resultados alentadores

ADAM se encuentra en una fase inicial de ensayos clínicos en humanos. Actualmente está siendo probado en 25 voluntarios en tres centros médicos de Australia, según informó la empresa desarrolladora. De esos participantes, dos permanecieron azoospérmicos incluso después de dos años de haberse sometido al procedimiento.

“Otros participantes continúan en el ensayo, con una eficacia continua observada a los 12, 15, 18 y 21 meses, medida mediante análisis de semen en laboratorio y análisis de espermatozoides en casa”, detalló Contraline en su sitio web.

Aunque los estudios aún son limitados y centrados en un grupo reducido, la evidencia inicial sugiere que el hidrogel podría ofrecer protección anticonceptiva durante varios años.

A la vez, se monitorean posibles efectos secundarios o complicaciones para garantizar la seguridad del método antes de avanzar a fases más amplias de prueba.

Una deuda histórica con la anticoncepción masculina

La posible aprobación de ADAM marcaría un hito en la historia de la anticoncepción, particularmente porque rompe con un patrón de desigualdad sostenido por décadas.

Hasta ahora, la mayoría de los métodos anticonceptivos disponibles han estado dirigidos a las personas con vulva, quienes suelen asumir la mayor parte de la carga física y emocional vinculada a la prevención de embarazos.

En contraste, las personas con pene han tenido tradicionalmente solo dos opciones viables: preservativos (de uso puntual) o vasectomía (método quirúrgico y de difícil reversión).

La uróloga Antonela Gioielli, integrante de la Sociedad Argentina de Andrología, lo resume así:

“Las personas con pene no pueden formar parte de la responsabilidad anticonceptiva de la pareja si no hay alternativas reales. Hoy, más allá del preservativo, no existe otra opción sencilla. Por eso, métodos como ADAM pueden marcar una diferencia real”.

Gioielli también señala que, en la última década, ha crecido el interés de los hombres por someterse a una vasectomía, especialmente entre quienes ya han cumplido su deseo de paternidad. Sin embargo, recalca la necesidad urgente de métodos de larga duración que sean reversibles y no dependan de intervenciones quirúrgicas.

Un cambio de paradigma en la salud sexual y reproductiva

Los métodos anticonceptivos femeninos —como pastillas, inyecciones, implantes, dispositivos intrauterinos y anticonceptivos de emergencia— pueden tener efectos adversos significativos en la salud física y emocional.

Muchas personas con vulva deben cargar durante años con tratamientos hormonales continuos, sometiéndose a controles y asumiendo costos económicos y médicos.

Mientras tanto, para los hombres, el preservativo sigue siendo la opción más accesible y menos invasiva, pero no siempre se utiliza de manera constante ni confiable.

La aparición de ADAM no solo ampliaría el abanico de posibilidades para quienes tienen pene, sino que también podría equilibrar las responsabilidades reproductivas dentro de las relaciones sexuales.

Su llegada significaría un paso hacia la equidad de género en el acceso a la anticoncepción y podría aliviar la presión que históricamente ha recaído sobre las mujeres en esta materia.

Lo que falta para que ADAM llegue al mercado

Aunque los resultados son prometedores, ADAM aún no ha sido aprobado para su venta ni distribución comercial. Deberá pasar por fases clínicas más amplias, que incluyan poblaciones más diversas y seguimiento a largo plazo. También se necesitará la aprobación de agencias regulatorias de salud en distintos países.

Por ahora, la comunidad médica y científica observa con atención el avance de este anticonceptivo, que podría transformarse en la primera opción no hormonal, reversible y mínimamente invasiva diseñada específicamente para personas con pene.

Conclusión

ADAM representa más que un avance médico; es una propuesta que apunta a cambiar las reglas del juego en materia de salud sexual y reproductiva.

Si se confirma su eficacia y seguridad, marcaría el inicio de una nueva era anticonceptiva, donde la prevención del embarazo deja de ser una carga casi exclusiva de las mujeres y pasa a ser una responsabilidad compartida.

El desafío, ahora, será completar con éxito las etapas restantes de investigación clínica, garantizar su accesibilidad en términos económicos, y promover una educación sexual integral que abrace estos nuevos enfoques y herramientas.

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