Salud

Pacientes con diálisis peritoneal reciben sueros en casa con alegría

• Anteriormente, familias debían organizarse para retirar estos sueros en las sedes de las áreas de salud.

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Los pacientes de la provincia de Guanacaste se muestran alegres porque no tendrán que asistir hasta el centro hospitalario para recoger los sueros que se utilizan para realizarse la diálisis peritoneal porque anteriormente las familias debían organizarse para retirar los sueros en las sedes de las áreas de salud.

Uno de los casos es el de doña Hilda Martínez Garita, vecina de El Chile, Bagaces y cada vez le tocaba ir hasta el centro de salud a retirar las cajas de suero para la aplicación del tratamiento de diálisis peritoneal de su esposo e hijo.

esposo e hijo.

“Denuncia

“Ahora recibir esto es una bendición de Dios, porque ya no tengo que andar corriendo con esto, en carreras trayendo las medicinas, el suero. Gracias a Dios lo traen a la casa”, expresó doña Hilda, la mañana del martes anterior, cuando un camión se parqueó cerca de su casa y los muchachos comenzaron a bajar las cajas para el tratamiento de diálisis peritoneal que dejaron en la sala de la vivienda.

Antes, según mencionó, tenía que dejar los oficios domésticos para ir a buscar las cajas en la sede del área de salud Bagaces, algo que tampoco le gustaba porque los dejaba solos.

“Tenía que salir a pie porque aquí no pasan los buses. A la vuelta, venirme en taxi, porque la pensión de mi esposo no alcanza; era muy duro. En el área de salud, Frank —un funcionario de la CCSS— me ayudaba a cargar las cajas al taxi y el muchacho del taxi me ayudaba a bajarlas aquí porque ellos no pueden hacer fuerza”, relató doña Hilda.

La enfermedad renal crónica con rostro de mujer

La enfermedad renal crónica también tiene rostro de mujer. Además de doña Hilda, que está pendiente de su esposo y su hijo, en Liberia, doña Margarita García García es paciente del hospital Enrique Baltodano y mes a mes recibe ahora en la puerta de su casa el suero para aplicarse la terapia de diálisis.

Justo al momento de la entrega, ella se encontraba aplicándose el tratamiento.

“Le doy gracias a Dios porque es una gran bendición. Ya uno no tiene que andar correteándolos, buscándolos. Son cuatro bolsas al día, como una hora para realizarse el procedimiento”, detalla doña Margarita.

Mayra Alejandra Palacios Guevara le presta atención a su suegra, la cual cuenta con un cuarto acondicionado para aplicarse, en condiciones adecuadas de higiene, la terapia.

“Muy bien, llegan hasta acá abajo. Entonces, es excelente, porque vienen en la fecha indicada. No hay que estar llamando porque se atrasaron, todo muy bien”.

En Abangares, Dinia Espinoza García tiene siete meses de aplicarse la terapia de diálisis peritoneal y, por primera vez, recibió los sueros en la puerta de su casa.

“Hace alrededor de año y medio, dos años, me detectaron la enfermedad renal crónica. Me dieron tratamiento. Ella es muy agresiva y progresa muy rápido, y ahora estoy en el programa de diálisis”, mencionó.

 

Los primeros síntomas fueron un malestar general en el cuerpo, muchas náuseas; todo lo que comía le hacía daño. “Dan muchas ganas de vomitar, de estar acostado, mucha retención de líquido, se le inflaman las piernas, la cara”, aseguró.

Antes de recibir el suero en la puerta de la casa, debía ir hasta el área de salud a recogerlo y pagar taxi. “Es de gran ayuda porque nos facilita un montón que nos vengan a dejar el suero a la casa. Nos ayuda mucho, porque además de que pesan mucho, económicamente se ahorra un poquito más”, afirmó Dinia.

Donato Espinoza Calderón, su papá, también compartió su historia. Se ganaba la vida en el campo como jornalero, con lo cual pudo criar a sus hijos.

“Salía cuando aún estaba oscuro y regresaba a las 4 o 5 de la tarde. Todo el tiempo fue de trabajar en el campo”, relata don Donato. Ya son seis años de luchar contra esta enfermedad.

“Vieras qué feo es. Cuando nos iban a hacer la diálisis, nosotros creíamos que nos íbamos a morir. Es una cosa muy dura. Pero ya después de que ellas —las enfermeras— nos prepararon y nos quedamos haciéndolo, parece que vivimos normal. Yo me siento tranquilo, gracias a Dios. Mi enfermedad ahí la tengo, pero la estoy cuidando con el suerito, que es lo único que me da vida unos días más”, expresó.

Felicidad y agradecimiento fueron los sentimientos que afloraron en padre e hija al recibir las 30 cajas de suero en la puerta de la casa.

“No puedo caminar porque a mí me dio un derrame. He quedado con la mano y la pierna izquierda fregada, pero como ya nos vinieron a dejar el primer suero aquí, nos sentimos tranquilos y ahora con mucha más razón”, expresó don Donato mientras se mecía en la silla del corredor de su vivienda.

 

“Deseará vivir un poco más de tiempo con mis hijas, porque las tengo aquí, a ellas dos. Esta está enfermita conmigo, pero ahí estamos pulseándola, tanto ella como yo. Ella está yendo a la clínica de día de por medio a curarse. Ahí la vienen a recoger y la vienen a dejar porque está toda fregada de las piernas. Es dura la vida, pero tenemos que echarle para adelante hasta que Dios diga”, concluyó este guanacasteco.

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Fabricio Alfredo Obando Chan

Periodista graduado de la Universidad Federada San Judas Tadeo con amplia experiencia en la cobertura de temas de cultura, política, salud, nacionales y turismo. Amante de un buen libro, una salida a la playa y encontrar historias cotidianas para volverlas noticias. Laboró en diferentes medios de comunicación en Guanacaste, desde prensa escrita, televisión, radio y prensa digital. Jefe de información, periodista y reportero.

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