La historia de amor fraternal que trascendió 44 años de vida
• Don William es un ejemplo claro de que donar órganos es donar vida.
Hay una frase muy verídica “Donar salva vida” y este es el caso de don William Brenes Solano, vecino de San Juan de Dios de Desamparados que por una fuerte e infección en la garganta cayó gravemente enfermo y tenía 24 años de laborar en el servicio de aseo del hospital Dr. Raúl Blanco Cervantes nuestro protagonista será el testigo del amor fraternal y también de la solidaridad de su hermano.
Don William tuvo que ser hospitalizado inmediatamente debido a los síntomas que presentaba y los médicos le realizaron exámenes especiales para ver la función de sus riñones. Las sospechas de los médicos dieron con el diagnóstico de glomerulonefritis aguada.
El Dr. Ernesto Castro, nefrólogo del hospital Dr. Max Peralta de Cartago explicó que la glomerulonefritis consiste en la inflamación de los glomérulos (son estructuras microscópicas esenciales en los riñones, encargadas de realizar la primera y más crucial etapa del proceso de filtración de la sangre para producir orina. Imagina que son como pequeños coladores o filtros muy finos.)
Existen diferentes causas para este tipo de condición, no obstante, el caso de nuestro protagonista fue producido por un problema inmunológico, ya que los anticuerpos o defensas generadas no podían neutralizar la infección bacteriana que había adquirido y esto provocó la inflamación que daño sus riñones de forma permanente y padecer de insuficiencia renal crónica.
El verdadero valor de la solidaridad

La insuficiencia renal de don William avanzaba rápidamente y su condición de salud se iba deteriorando poco a poco hasta que, en unos de los internamientos, los médicos le hablaron sobre la posibilidad de realizar un trasplante de riñón. Le preguntaron si tenía hermanos, para esa época contaba con 25 años.
Lo primero que hizo Brenes fue conversar con su padre y reunieron a sus 8 hermanos para explicarles el panorama. Todos acudieron al hospital San Juan de Dios, donde le realizarían el procedimiento, con la finalidad de quién era compatible con él. Su hermano Nelson, que era solo un poco mayor que él, tuvo la compatibilidad para donar el riñón y entre orgullo y nostalgia recuerda cuando le dijo: “William, no se preocupe, yo le doy mi riñón”, hoy Nelson ya no está, pues falleció de una afectación cardiaca en 2009, pero su legado permanece en la vida que le donó a su hermano.

Don William narra que, al mes de esa noticia, le realizaron el trasplante y una vez que salió del hospital, nunca más tuvo que regresar por alguna complicación, solo para las citas de control. Actualmente, con casi 69 años y pronto a cumplir 44 años de trasplantado, el riñón funciona a toda máquina, continúa brindándole una vida plena y prácticamente normal.
Comenta que en aquel entonces le hablaron de la posibilidad de pensionarse, pero después del trasplante su condición de salud mejoró tanto y se sentía tan bien que lo consideró algo totalmente innecesario, pues tenía apenas 25 años. Incluso pudo superarse e ingresar a laborar en el área de registros médicos del Blanco Cervantes, lugar de donde se pensionó en 2019.
Un riñón le devolvió la vida
A pesar del tiempo transcurrido ya, don William evoca con gran nostalgia todos los recuerdos que surgen al recordar lo sucedido cuando nos cuenta su historia. Con lágrimas en sus mejillas piensa en su enfermedad, en lo que trajo y en lo que se llevó, pero sobre todo recuerda el amor incondicional de su padre y de su hermano Nelson, los dos seres que con su apoyo y voluntad hicieron posible que hoy pueda contar su historia.
Una historia que, de no haber sido por la donación de órganos, reconoce que habría sido distinta, por eso se considera un claro ejemplo de que donar órganos es un acto de solidaridad y de amor con los demás y que al donar órganos es vida lo que se dona, porque precisamente lo que se les brinda a las personas, es la posibilidad de continuar viviendo.