Incontinencia, secuela silenciosa del cáncer de mama y la menopausia
Ejercicios de suelo pélvico y hábitos de cuidado pueden ayudar a manejar la incontinencia con éxito.

Doña Antonia es sobreviviente de cáncer de mama y como consecuencia de sus tratamientos empezó a padecer de incontinencia urinaria e inclusive esto le generaba muchas inseguridades en su vida diaria.
Muchas mujeres como doña Antonia viven el día esta situación, pero tratan de salir adelante con su vida.
“Hablar de incontinencia en mujeres sobrevivientes de cáncer de mama o en la etapa de la menopausia es fundamental para normalizar la conversación y acompañar los cambios que atraviesa el cuerpo femenino. Con el apoyo de especialistas y el acceso a soluciones adecuadas, es posible manejar esta condición sin que limite la calidad de vida”, señaló Bianca Villalobos, Coordinadora de Marca TENA® Centroamérica.
Un error frecuente es pensar que las toallas menstruales pueden sustituir productos diseñados para la incontinencia. Sin embargo, las necesidades son distintas: mientras las toallas sanitarias están hechas para absorber sangre, las soluciones específicas para la incontinencia cuentan con tecnología que neutraliza olores, protegen la piel y ofrecen mayor seguridad frente a pérdidas de orina.
De acuerdo con el urólogo Dr. Luis Fernando Esquivel, más del 40% de las mujeres mayores de 40 años ha experimentado algún grado de incontinencia urinaria en su vida, y aunque se trate de una condición común, pocas buscan apoyo profesional.
“Los músculos del suelo pélvico cumplen un rol central en el control urinario. Al debilitarse, ya sea por el cáncer, la menopausia, embarazos o envejecimiento, aumentan las fugas. La buena noticia es que estos músculos pueden fortalecerse y recuperarse con ejercicios específicos, constancia y acompañamiento médico”, indicó Esquivel.
La especialista recomienda tres prácticas sencillas que pueden incorporarse en la rutina diaria:
• Ejercicios de Kegel: contraer los músculos del suelo pélvico por 5 segundos y luego relajar otros 5, repitiendo en series de 10 a 15 contracciones, tres veces al día.
• Respiración diafragmática: al inhalar profundamente por la nariz, se expande el abdomen y el suelo pélvico se relaja; al exhalar lentamente por la boca, el abdomen se relaja y el suelo pélvico se activa. Esta coordinación mejora el control y la resistencia muscular de la zona abdominal y pélvica.
• Hábitos de cuidado diario: mantener un peso saludable, evitar el consumo excesivo de cafeína y tabaco, y consultar con especialistas en fisioterapia pélvica para un plan de ejercicios personalizado.