El precio de la obesidad: Personas obesas tienen 3 veces más riesgo de sufrir el «trío» de enfermedades metabólicas
Coexistencia de múltiples afecciones crónicas es marcadamente más frecuente cuando hay obesidad.

María tiene 25 años de edad se realizó su chequeo anual y en unos exámenes salió que tenía diabetes, presión alta y colesterol.
En Costa Rica, las personas con obesidad tienen tres veces más posibilidades de padecer al mismo tiempo presión alta, diabetes y colesterol elevado (9 %) que quienes no tienen obesidad (3 %). Cuando estas enfermedades se presentan juntas existe una mayor concentración de riesgos metabólicos y la posible aparición de complicaciones en la población adulta con obesidad.
Esta información se desprende del Informe Técnico Multimorbilidad y Obesidad en Costa Rica: resultados de la Vigilancia Nacional de Factores de Riesgo Cardiovascular 2025, elaborado por equipos expertos de la Dirección de Desarrollo de Servicios de Salud y la subárea de Vigilancia Epidemiológica (SAVE) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la subárea de Vigilancia Epidemiológica (SAVE) de la Caja Costarricense del Seguro Social con la finalidad de determinar la prevalencia y las combinaciones de condiciones claves de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes y dislipidemia) según el estado de obesidad en personas adultas del país.
Según los resultados nacionales, las personas con obesidad triplican la presencia simultánea de hipertensión, diabetes y dislipidemia. Este patrón refleja una carga clínica más compleja cuando coinciden las tres condiciones en la misma persona. Dicho análisis se fundamentó en la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo Cardiovascular 2018, con estimaciones representativas de la población adulta costarricense.
De acuerdo con el doctor Roy Wong McClure, epidemiólogo de la SAVE y coautor del documento, la multimorbilidad —definida en el estudio como la presencia de dos o más de estas condiciones crónicas— se asocia con un mayor riesgo de complicaciones, discapacidad y muerte prematura, además de un incremento en las necesidades de seguimiento clínico y en la demanda de servicios de salud.
El estudio evidenció que la multimorbilidad alcanzó el 18,5 % en la población adulta en general, con diferencias claras según obesidad: 13,1 % en personas sin obesidad y 30,0 % en personas con obesidad.
“Estos resultados confirman que la coexistencia de múltiples afecciones crónicas es marcadamente más frecuente cuando hay obesidad. Además, seis de cada diez personas con obesidad presentaron al menos una de las condiciones analizadas, mientras que en la población sin obesidad esa proporción fue de cuatro de cada diez”, explicó el experto.
Por su parte, la doctora Diana Paniagua Hidalgo, de la SAVE y coautora de la investigación, aseguró que, dentro de las combinaciones evaluadas en la población, el informe destacó que la hipertensión arterial y la dislipidemia conforman el patrón más frecuente entre las asociaciones de dos condiciones.
“Este hallazgo es relevante porque este binomio se vincula con un mayor riesgo cardiovascular y puede preceder la aparición de otras complicaciones. Por esta razón, es importante reforzar la necesidad de identificar tempranamente a las personas con perfiles combinados de riesgo para orientar mejor el control y el seguimiento desde el primer nivel de atención”, detalló la doctora Paniagua.
Otros datos relevantes fueron los relacionados con la obesidad: del total de 3 278 162 personas con 20 años y más representadas en los resultados, 1 052 820, es decir, el 32,1 %, presentaron esta condición. La distribución según género fue de 55,7 % para el sexo femenino y de 44,3 % para el sexo masculino.
Mientras que, en el grupo poblacional sin obesidad, la distribución fue de 51,9% para el sexo masculino, siendo el más frecuente, y para el grupo con obesidad predominó el sexo femenino con un 48,1 %.
La distribución de la población general con obesidad según grupo de edad fue de 45 % para el grupo de 20 a 39 años, seguida del grupo de 40 a 64 años con 45,1 %, y de 9,9 % para la población de 65 años y más.
Según el doctor Wong, tras los resultados evidenciados en el documento, la institución mantiene el compromiso de continuar con la implementación y el fortalecimiento de acciones integradas y sostenibles, centradas en la persona y alineadas con buenas prácticas internacionales: promoción de la alimentación saludable, actividad física regular, así como detección temprana y atención integral desde la atención primaria de salud.
¡La clave está en el movimiento !
De acuerdo con la máster Yesika Valverde Valverde, educadora física de la subárea Deporte y Recreación de la CCSS, la actividad física es uno de los factores protectores más importantes de la salud y está asociada a beneficios tanto individuales como colectivos.
Según explicó, la actividad física regular ayuda a prevenir y tratar enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes; además, ayuda a prevenir la hipertensión, el sobrepeso y la obesidad, y puede mejorar la salud mental, así como la calidad de vida y el bienestar de las personas y las comunidades.
En consonancia con este propósito, durante el mes de noviembre la CCSS mantendrá una campaña para promover los beneficios de realizar actividad física, su impacto en la prevención y el tratamiento de ENT, así como para fomentar la salud integral y el bienestar general entre la población.
La propuesta institucional pretende, además, reforzar la importancia de integrar la actividad física en cualquier escenario y momento de la vida para mantener la salud y mejorar la calidad de vida.
Así como el caso de María se puede mejorar las condiciones de salud haciendo ejercicio e inclusive teniendo una alimentación balanceada, pero también siguiendo las recomendaciones del médico.







